
Me sentí como la típica freaky pesada de repente y crucé el semáforo pensando en que solo pretendía ser cordial con ella que siempre me había despertado mucha admiración y cariño.
No fue que no se parara a hablar conmigo, yo tampoco pretendía eso, pero si fueron las formas de hacerlo. Vamos amigas, que me quedé muerta y me entró la risa camino a casa, como cuando me ocurre alguna cosa tan absurda como esta, que alguien se molesta con mis buenas intenciones.
Me hizo pensar también, que vivimos en un mundo donde cualquiera puede ser el freaky si así te lo hacen notar, pero que la responsabilidad de eso no es nuestra, es de quién así lo percibe.
Un beso gentil presentadora, nunca más te preguntaré que que tal estás, pero vamos todo esto sin acritud...
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